El circuito de Nürburgring no se ha ganado su fama como pista de pruebas únicamente por las obvias posibilidades de marketing. Además de permitir fardar a los fabricantes y contar con la promoción de los fotógrafos espía, apostados en todo momento con sus objetivos expectantes (y bien que lo saben las casas), el Infierno Verde es una durísima pista que permite hacer auténticas diabluras a los pilotos de pruebas y legalmente, pero claro, tanto fuerza uno la máquina que al final pasa lo que pasa. Que se lo digan si no al conductor de este BMW M5 F10, que tuvo que abandonar el entrenamiento del día en ambulancia después de hacerse daño. Nada en cualquier caso que no se vaya a resolver con un poco de Reflex y cuatro martillazos bien dados...