PRUEBA: BMW M3

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El nuevo M3 es más polivalente que nunca. En nuestra prueba hemos tratado de ponerlo en evidencia en todo tipo de conducción: urbana, carretera abierta, autopista y circuito. En todos los casos, el resultado ha sido excelente, sólo el cambio automático hubiera optimizado el resultado en la urbe, donde los 8 cilindros eran menos cómodos de controlar a baja velocidad. La prueba en circuito la superó con un resultado que muchos deportivos al uso ya quisieran, y es que la electrónica "made in M" ha obrado el milagro sobre este coupé. En carretera y autopista hay poco que añadir, simplemente perfecto, comodísimo para viajar. Sólo hay un pero, ya que para disfrutar de esta polivalencia absoluta hay que montar unos cuantos extras que encarecen el precio de salida de 73.500 euros del M3 en versión Coupé. Para empezar son impresindibles el sistema M Drive y el control electrónico de suspensión EDC.El motor de la cuarta generación del M3 ha sido fabricado "ex-profeso". El V8 debutante se produce en la planta de BMW en Landshut, donde también se fabrican los propulsores de los BMW Sauber de F1. El bloque motor está realizado en una aleación de aluminio y silicio consiguiendo un peso en 15 kilogramos inferior al del anterior seis cilindros. La potencia, ya popular entre los fieles del M3, es de 420 CV y el par motor de 400 Nm. La tecnología aplicada por la marca bávara mediante su evolucionado sistema de Doble-Vanos de regulación varibale consigue también un reducido consumo medio de 12,4 litros a los 100 Km, muy razonables para un coche de tantos caballos. En nuestro test pudimos apreciar este hecho y también su excelente funcionamiento. Y es que el motor del nuevo M3 está hecho a la medida del conjunto, sirve para todo tipo de conducción y rinde como un coche de carreras cuando así se le pide. Está concebido para girar a altas revoluciones, de hecho los 420 CV los alcanza a 8.300 rpm. Como se observa en las fotos que ilustran el reportaje rodamos con él en el Circuito Ricardo Tormo y paseamos por el futuro trazado urbano de F1 de Valencia. No fue necesario hacer "drifting" ni chorraditas de esas que tanto gustan a otros para descubrir el potencial del nuevo M3, en sólo tres vueltas con ritmo tuve incluso algunas sensaciones comunes con el último coche con el que rodé en Cheste, un Ferrari F430. El M3, como aquél, es totalmente neutro, predecible, con un buen paso por curva y el empuje necesario para ser catapultado a la siguiente. No tomamos tiempos, pero no fue necesario para saber que el ritmo era alto, a pesar de que nuestro M3 de pruebas iba más que justito de neumáticos. La frenada también era buena, pero siempre se echa de menos en estos coches unos discos con carbono (con el tiempo serán de serie).

Lo decíamos al principio, el secreto de este deportivo con piel de coupé está en gran parte en su gran carga tecnológica, recogida, en parte, por un sólo botón en el volante, el que acciona el M Drive. Volviendo al Ferrari F430 es inevitable compararlo con el "Manettino" del italiano, un interruptor a modo de rueda que sirve para elegir tres tipos de conducción. En el caso del M3 toda las funciones que se le asignan se configuran previamente en el mediante el iDrive el sistema multimedia que integra casi todas las funciones del coche y que se ubica en la consola central a través de la pantalla y el "controller" junto a la palanca de cambios.Con el sistema M Drive podemos ajustar la programación del motor (a más sport), la suspensión (siempre que incorpore la EDC electrónica opcional), el DSC (control de estabilidad y tracción) y también del Servotronic (dirección). En el caso de incoporar la caja de cambios de doble embrague también actúa sobre ella. Cuando activaba el botón M una sonrisa se dibujaba rápidamente en mi cara, pues el cambio en el comportamiento del coche es tan radical que recuerda al "Turbo Boost" de KYTT, el Coche Fantástico. Fuera de bromas, es de alabar el trabajo de los ingenieros de BMW para conseguir un coche tan polivalente y tan fácil de configurar a la carta para cada momento del día.Después de esta charla tecnológica y de sensaciones hablemos ahora del resto del coche, que no es poco. Del diseño he de decir poco, pues es más fácil remitir a las fotos. Lo que sí hay que destacar es que el M3 no sólo tiene esa apariencia por estética, sino que en todos los casos tiene razones técnicas. Las entradas exageradas del frontal o las aperturas en el capó con su abombamiento sirven para dar cabida y respiro al poderoso V8. Y el techo sintético reforzado con fibra de carbono (como describe BMW) además de bonito tiene una función muy lógica. Lástima que nuestro M3 de prensa montara el techo solar eléctrico, algo que dudo mucho haga ningún cliente en su sano juicio. Además de que por estética el nuevo M3 gana un montón con el carbono, sirve para conseguir algo tan evidente como es aligerar el peso del coche y aumentar su agilidad ya que el centro de gravedad baja al restar peso al techo. También son de materiales ligeros los paragolpes y elementos del maletero. En ningún M que se precie -y mucho menos en éste- pueden faltar las branquias laterales, el spoiler trasero y las dos salidas dobles de escape.





Donde sí puede mejorar el M3 es en su interior. Para empezar es tan soso como el resto de la Serie 3, sólo unas costuras en el volante en rojo y azul (de dudoso buen gusto) y el emblema de M vienen a remediar tal sobriedad. Sólo el tablier de instrumentos con iluminación blanca y manecillas en rojo se salva de la quema. Eso sí, mejora con los LED´S para avisar del momento de cambio idóneo que incorpora la caja de cambios de doble embrague que tanto echamos de menos. El diseño de los asientos tampoco defrauda aunque la piel podría mejorar su textura para evitar que nos resbalemos con los vaqueros en los momentos de mayor intensidad de conducción. También hubiera sido aconsejable la posibilidad de que los asientos pudieran ser más bajitos y lograr así una postura de conducción más de coche deportivo. Donde no hay pegas es en las plazas traseras, el aumento de la distancia entre ejes y de la longitud en general en el nuevo M3 consigue que sus ocupantes viajen cómodamente con un espacio para las piernas más propio de una gran berlina que de un coupé deportivo como éste. Hay que destacar también el excelente equipo de sonido que monta el M3 opcionalmente, eso sí. Se llama BMW Individual High End. Es un nombre para recordar. Sin duda, lo mejor que he escuchado en el interior de un automóvil, por encima incluso de las marcas más prestigiosas de sonido tan habituales en los coches de lujo. Eso sí, cuesta la friolera de 2.589 euros, no obstante, yo me lo pondría.En definitiva, BMW vuelve a superarse con un M3 que cambia radicalmente respecto a la tercera generación, pero, en cambio (valga el juego de palabras) evitando cualquier radicalidad en su comportamiento. Totalmente predecible, polivalente y noble, el nuevo BMW M3, sobre el papel, es el coche perfecto.




Escrito por Sergio García Cuenca. Fotos de Eduardo Peris
Gracias a http://www.cochesdevalencia.es/