El domingo pasado, en el resumen de las carreras del mundial de turismos celebradas en Monza, nos hacíamos eco de las quejas en el paddock por parte de los equipos Chevrolet y BMW respecto a las desmesuradas prestaciones de los motores TDI de SEAT.
Ahora nos llegan declaraciones del máximo responsable deportivo de BMW, el señor Thiessen, en el que pone en duda el reglamento del campeonato. La FIA, a día de hoy, no regula la presión del turbo de los coches españoles, y esto hace que puedan jugar con ventaja a nivel de potencia y prestaciones puras, lo cual enerva al bueno de Mario, que cree que se deberían modificar las normas para que esto no siga así.
Ante las propuestas de compartir una base técnica común, con motores gasolina turbo en coches de tracción trasera (en línea con el DTM alemán, donde la diferencia entre los coches está en la apariencia de la carrocería), Thiessen se niega, alegando que cada fabricante debería luchar con sus propias armas, basadas en su gama de productos.
Meses atrás se especuló con la introducción de un BMW diesel en el campeonato, coche que incluso llegó a ser probado, pero el director deportivo cortó el proyecto de raiz, por ir en contra del espíritu de la marca, y que además "mataría el WTCC".
El futuro de la marca bábara en el WTCC se decidió en una reunión de hace unos días, de la cual no ha trascendido nada, lo que nos deja con la duda. Lo que esta claro es que si las regulaciones siguen como están, lo más probable es que BMW decida concentrarse en otros campeonatos, como las American Le Mans Series (ALMS) para las cuales acaba de homologar el nuevo M3 junto con el equipo Schintzer.
No deja de ser curioso que BMW haya ganado todos los mundiales de turismos disputados desde su creación, y que, ahora que ven que no pueden optar a ello, quieran abandonar. Lo cierto es que la FIA, en un (enfermizo) interés por dar competitividad a las marcas menos favorecidas ha facilitado todos estos problemas, y tras la marcha de Alfa Romeo, si BMW sale del WTCC, puede que el campeonato se vea resentido o incluso condenado a su desaparición.
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